El jurado del II Concurso de Filosofía y Fotografía «La belleza, apariencia y realidad», tras analizar las 20 obras finalistas ha decidido otorgar los siguientes premios y diplomas. El jurado quiere resaltar la calidad de todas las obras participantes y agradecer a todos los autores y autoras su participación. Los premios y diplomas se entregarán en una ceremonia de entrega de premios cuya fecha y hora se comunicará en esta web y en la cuenta de Instagram del instituto. Los premios y diplomas son para:

 

Primer premio: «Rozando la piel», de Marta Julián

«Rozando la piel», Marta Julián.
Un único anillo, sencillo y eterno, abraza una mano que cuenta historias. Las arrugas son mapas del tiempo, son testigos de un amor que no se borra con la ausencia. Entre apariencia y realidad, existe una belleza que florece en la memoria, donde lo efímero y aparentemente finito se vuelve interminable.

 

Segundo premio: «Las lágrimas del olvido», de José Castañeda

«Las lágrimas del olvido». José Castañeda.
La realidad de una ventana mediante la cual la apariencia se vuelve invisiblemente bella, cayendo gotas como lágrimas que nublan lo exterior, ¿conseguirán algún día secar y dejarnos ver lo que hay detrás de una pantalla transparente? la respuesta siempre la encontraremos desde lo profundo de nuestra consciencia, ¿son lágrimas o pureza de lo inaparente?

 

Tercer premio: «La infancia, último refugio», de Lucía Fernández

«La infancia, último refugio». Lucía Fernández.
El niño sonríe, el hombre recuerda. La pobreza es una carga, pero él logra evitarla. El niño juega sin temor, ajeno a la dureza de su entorno. No posee riquezas, pero sí posee su infancia; no tiene certezas, pero aún sueña. A su lado, el hombre lo observa, sintiendo la nostalgia de quien alguna vez también corrió sin preocupaciones. La inocencia puede resistir el paso del tiempo, pero tarde o temprano, la realidad la alcanza.

 

Diplomas (en orden alfabético)

 

«La belleza interior», de Claudia Fernández

«La belleza interior». Claudia Fernández.
La foto que he hecho representa cómo es posible hacer una imagen con objetos tan simples como por ejemplo es utilizar una botella. La belleza de la imagen se ve en el interior de ella ya que fusiono la naturaleza con el uso de la tecnología para crear ese efecto de playa creando así una perspectiva de interioridad concentrándose toda la luz en la figura protagonista que en este caso es la Torre de Pisa.

 

«La vida entre las nubes», de Silvia García

«La vida entre las nubes». Silvia García.
A través de la ventanilla de un avión, suele reflejarse la ilusión de un sueño cumplido: un nuevo destino, un reencuentro o el regreso a casa. Sin embargo, no todos vuelan por placer; algunos buscan refugio o huyen enfrentando las incertidumbres de la migración. Romantizamos el acto de viajar, olvidando que cada pasajero carga una historia única.

 

«El príncipe», de Miguel Magdaleno

«El príncipe». Miguel Magdaleno.
En nuestra sociedad, aceptamos ciertos cánones de belleza pensando que es decisión propia cuando en realidad son las industrias como la del maquillaje las que nos los imponen indirectamente. No obstante, somos felices y sonreímos aunque no nos agrade, pues aparentar algo que no somos resulta un precio asequible cuando se trata de encajar en la sociedad.
En la imagen, el príncipe (representando a una sociedad que no deja de ser una marioneta), esta siendo maquillado por unas manos (industrias). Estas manos son entidades capaces de guiar al príncipe por su condición de títere. Aún con esta situación, el príncipe no deja de sonreír.

 

«Camino al cielo», de Paula Olivero

«Camino al cielo». Paula Olivero.
La imagen muestra un cielo teñido de colores cálidos y nubes que contrastan con la rigidez de las líneas blancas. Esto nos recuerda que, en la mayoría de ocasiones, la belleza se encuentra en la combinación entre lo natural y lo artificial y que no es fija, puede cambiar según la perspectiva y en este caso, la luz que la ilumina.

 

«El arco eterno de la naturaleza», de Fernando Sivianes

«El arco eterno de la naturaleza». Fernando Sivianes.
La armonía entre las formas naturales de un arco rocoso y el azul vibrante del agua, evocando la perfección estética que la naturaleza ofrece. La apariencia de solidez y permanencia del paisaje contrasta con la realidad de los procesos erosivos que lo moldean constantemente, resaltando la fugacidad de la belleza. Este juego entre lo visible y lo efímero conecta profundamente con la reflexión sobre cómo percibimos y valoramos lo bello en el mundo.

 

IES VICENTE ALEIXANDRE
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